Curlin, una experiencia de cinco sentidos

Quien más y quien menos lo ha visto por la tele y se ha preguntado entre risas: ¿pero qué hacen estos con la escoba? Pues después de vivirlo en primera persona he de decir que no podíamos estar más equivocados. El curlin es un deporte apasionante que requiere de estrategia, precisión, fuerza y sin duda, trabajo en equipo. Un deporte con más de cinco siglos de historia que ha ido creciendo exponencialmente hasta situarse como uno de los deportes más demandados en paises como Canada, Suecia, Suiza, Escocia o ciertas zonas de Estados Unidos e Italia. Un deporte que encaja a la perfección con un team building invernal. ¡Lo tiene todo!

 

 

Orígenes

Para hablar de curlin hay que empezar mirando a las islas británicas, concretamente a Escocia. A mediados del siglo XVI, el curlin empieza a tomar forma y aparece ya en dos grabados de la época, obra de Peter Brueghel el Viejo. Un deporte que ademas gozaba de gran éxito entre las mujeres ya que no era estrictamente necesaria la fuerza, si bien la estrategia y la precisión eran mucho más importantes. Acerca de la proveniencia del término curling existen dos teorías contrapuestas. Si bien algunos dicen que la palabra proviene del verbo curl (rizar u ondular), por el movimiento que describen las piedras en la pista al ser lanzadas, otros sostienen que deriva del verbo escocés curr (hacer un pequeno ruido), por el ruido que hacían las piedras al deslizarse sobre el hielo menos uniforme.

Team Building curling: ¿Por qué?

Como decíamos, el curlin es una opción perfecta para desarrollar el trabajo en equipo. Para empezar, no requiere de unas características físicas particulares ni un talento innato, por lo que se puede adaptar a todo tipo de grupos. Como team son varias las tareas que exige: desde la creación de una estrategia a la división organizada del trabajo, de la aceptación de los diversos roles (skip, vice-skip, lead y second) a ser veloces de pensamiento y de ejecución cuando la partida no va bien para el equipo.

Un evento inolvidable

32 participantes, 8 equipos divididos por colores, 2 grupos y en el horizonte la clasificación para la gran final, a la que solo accederían los primeros clasificados de cada grupo. Los equipos empezaron a calentar con las explicaciones y consejos de nuestros instructores, aprendiendo los movimientos básicos, tanto de lanzamiento como de barrido, y tras unos minutos y varias pruebas, ya estaban preparados para comenzar el torneo.

Con el paso de los minutos, los lanzamientos empezaron a ser más precisos y los participantes conseguían colocar las piedras en la diana con mayor facilidad. Para ello, tanto el buen hacer del lanzador como de los jugadores que barrían fue primordial. Al final, y después de una dura pelea, los equipos verde y blanco llegaron a la gran final, cayendo el título del lado de estos últimos. Competición, desafío y diversión donde los compañeros cambiaron mesa y ordenador por rink y escoba para pasar un día inolvidable todos juntos.

Para TeamWorking el curlin era una barrera más a superar. Si bien habíamos trabajado en otras ocasiones con este deporte, esta vez, y aprovechando la petición de uno de nuestros queridos clientes, organizamos un mini-torneo que superó por mucho las expectativas creadas. El trabajo grupal de los diferentes equipos fue sencillamente perfecto; distribuyendo roles, aceptando las consignas del skip (capitán), y elaborando planes y estrategias para batir a los equipos rivales. Y por el camino, buenas dosis de risas y bromas, diversión y entretenimiento que hicieron que las más de tres horas que pasamos en el Stadio Olimpico del Ghiaccio de Cortina d’Ampezzo pasaran volando.

Partners y trabajo en equipo

Lo cierto es que nada de esto habría sido posible sin la ayuda de la Scuola Curling Cortina, un partner que hace fácil lo difícil y que gracias a su disponibilidad y profesionalidad permitió que todo saliera a la perfección. Al final, se demostró una vez más la importancia del trabajo en equipo, de la comunicación y la dedicación, el entender las necesidades y exigencias de aquellos que nos rodean en nuestro trabajo diario. Y el curlin demostró, que además de ser un deporte apasionante y divertidísimo, es un vehículo y un motor perfecto para mejorar todo ello.

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